El Caballo de Pura Raza Chilena

Santa Isabel Dulzura

Ofrecemos a Uds. el relato directo de grandes historiadores:

Escribe el Inca Garcilaso de la Vega en su obra cumbre Los Comentarios Reales de los Incas, publicado el 1609:
“Fueron los españoles los que trajeron la raza de caballos que se encuentran en todos los reinos y provincias de las indias, descubiertas por los españoles después de 1492, hasta el presente y son de la raza de yeguas y caballos españoles especialmente de Andalucía. Una de las regiones donde del Perú donde se propago más la crianza caballar, fue la del sur llamada Charcas, cuyo límite norte colindaba con el Cuzco y pasaba poco al sur del Titicaca, en Bolivia”.

El descubridor Diego de Almagro partiendo del Perú luego de una penosa travesía por la cordillera de Los Andes llega al valle de Copiapó el 21 de marzo de 1526.

Años después el conquistador Pedro de Valdivia y en un día 26 de octubre de 1540, toma posesión de Chile en Copiapó trayendo caballos de su Encomienda de Charcas.

El célebre historiador chileno Francisco Antonio Encina, sobre crianzas de caballos y vacas en Chile en la Colonia, dice “Al mismo tiempo de repartir las chacras, Valdivia concedió a los vecinos estancias para criar ganado. Los esfuerzos de Valdivia especialmente secundados por el capellán Rodrigo González de Marmolejo, se concentraron de preferencia en la multiplicación del caballo, por ser un factor capital de la conquista. En 1545 había logrado reunir 50 yeguas de cría en la dehesa de la ciudad. En 1549 se instituyo un “yegüerizo” del consejo encargado de propagar y cuidar las yeguas y sus crías y se acordó señalarle una dehesa “donde anden y las traigan”.

El que fuera después el primer Obispo de Santiago presbítero Rodrigo González Marmolejo llego a Chile con Pedro de Valdivia en 1540. Fue vecino encomendero de Santiago y se dedicó a la crianza de caballos en la Encomienda de Pico, zona de Melipilla y es considerado el “primer criador de caballos chilenos”.

Dicha crianza a través de los años fue base de criaderos de esa zona pionera donde los más afanados y con raíces actuales fueron los caballos “quilamutanos” nacidos en la hacienda Alhue.

Otro iniciador de la crianza fue Juan de Cuevas, español que entro a territorio chileno en abril de 1540, con Francisco de Villagra para unirse a la expedición de Valdivia con la que llegó al Valle del Mapocho el 13 de diciembre de 1540. Recibió Encomiendas de Santiago, Cuyo y el Maule.  Su hijo Luis heredó las encomiendas maulinas de Vichuquen, Lora y Mataquito, y añadió las de Loncomilla y Huenchumalli.

Peleco Noble

Fue criador de caballos en todas sus encomiendas, y lo siguieron en ello sus hijos y nietos, y es antepasado de Pedro de las Cuevas Guzmán, propietario del criadero el Parral de Doñihue, (hoy en zona de Coltauco) donde creo la famosísima casta de “caballos cuevanos”, de gran influencia actual.

Cuando Andrés Hurtado de Mendoza fue nombrado virrey del Perú, viajo de España y trajo a su hijo García para que este continuara su carrera militar y administrativa, y luego un 9 de enero de 1557, nombro a su hijo como Gobernador de Chile, el cual trajo consigo un gran sequito de jinetes y caballos seleccionados para su montura y práctica de Deportes Ecuestres de moda en Europa de esos años, y es considerado el creador de lo que sería con los siglos nuestra Escuela Ecuestre Huasa. Trajo de Europa la fiesta religiosa del Paseo del Estandarte del Apóstol Santiago que era motivo de especial preocupación de los habitantes de la capital de aquellos años los cuales se esmeraban por lucir sus mejores cabalgaduras, criadas y adiestradas para ello.

El padre Alonso de Ovalle nació en Santiago en 1601 y murió en Lima en 1651. Sacerdote Jesuita que escribió una obra cumbre, llamada “Histórica relación del Reyno de Chile” publicada en 1646.  Dice en un párrafo sobre criollos y criollas de Santiago: “Son notablemente inclinados a andar a caballo y he visto muchas veces, que para acallar un niño que apenas comienza a andar, lo suben sobre un caballo, y así salen famosos y muy diestros fuertes y sueltos en ambas sillas. (la de brida y la jineta).

Sobre Valentía de los Indios de Chile, dice sobre ello: “Son excelentes jinetes, son hombres de a caballo y con un mal fustecillo (silla de montar) y aun en pelo, van más seguros que otros en buenas sillas de encaje, arronjase corriendo por una cuchilla de cerro o por una ladera abajo, como gamos, con el cuerpo tan derecho y fijo sobre el caballo como si fueran clavados en el”.

El padre jesuita Miguel de Olivares, nacido en Chillan en 1713 y fallecido en Italia en Mardano en 1793, gran historiador y en su obra Agricultura en Chile publicada en 1760, dice: “Colocan esmero en la cría i educación de los caballos. Estos son admirables en la celeridad de la carrera, en el aguante al trabajo, en el brío de acometer los riesgos, en el garbo del movimiento, en la prontitud de coger i deponer el coraje, en la docilidad de la obediencia i la hermosura de la forma. Para la cría de estos eligen los dueños de las haciendas, las yeguas mejores, las de mayor corpulencia y talle y cruzan con un caballo de cualidades sobresalientes i experimentadas. Los potros que nacen se amansan a edad de tres años, y luego se acostumbran a los trabajos más duros de la hacienda”.      

Todo este conjunto de antecedentes históricos de crianza y calidad adquirida como caballo de montura, vaquero, movimiento a la rienda y trabajo campero, llevaron a que algunos visionarios criadores se preocuparan de su protección genética y su difusión hacia la posteridad, lo que lograron plenamente y así en el año 1889 nace la inquietud de abrir un registro especial para Reproductores de “Raza Chilena”, al interior de la Sociedad Nacional de Agricultura. Y el día 22 de diciembre de 1890, en una sesión memorable de la S.N.A. fue aprobada la proposición de crear un registro. El 20 de agosto de 1893 se publicó en el Diario Oficial de la S.N.A. el primer reglamento destinado a abrir los registros genealógicos y lo más importante, establecer el origen de los animales. lo que hizo una Comisión especial.

En las exposiciones de la Quinta Normal a fines del 1800, hay categorías de caballos de Pura Raza del país.
En 1937 de publica el primer Stud Book de la Raza Chilena.
Ya en el siglo XXI acontecen estos hitos importantes y trascendentes.

Peleco Caballero

DECLARA MONUMENTO NATURAL AL CABALLO DE PURA RAZA CHILENA.

Santiago, 29 de marzo de 2011.- Visto: el artículo Nº32, Nº6, de la Constitución Política de la República; el DFL Nº 294, de 1960, del Ministerio de Hacienda, orgánico del Ministerio de Agricultura; el decreto supremo Nº531, de 1967, del Ministerio de Relaciones Exteriores, que ordenó cumplir como ley de la República la Convención Internacional Sobre Protección de la Flora, la Fauna y las Bellezas Naturales de América, suscrita en la ciudad de Washington DC, de los Estados Unidos de América; el decreto supremo Nº93, de 1991, del Ministerio de Agricultura; y la resolución Nº 1.600 de 2008, de la Contraloría General de la República.

Considerando:
Que es deber constitucional del Estado tutelar la preservación de la naturaleza y, en forma especial, aquellas especies que son propias y características del medio natural chileno, como también aquellas cuyo desarrollo hacia su conformación morfológica y funcional son el resultado de una sostenida trayectoria de selección propia, por obra emprendida a través de generaciones de criadores nacionales, como es el caso de la especie Equus caballus, a través de la raza denominada “Caballo de Pura Raza Chilena”.

Comienzo de la selección del Caballo Chileno de Pura Raza en 1700

Capitulo III

Bibliografía: Escritos de 1760 del padre jesuita Miguel de Olivares sobre la Agricultura de Chile.

De los ganados i minas de este reino de Chile.

“En la abundancia de todas especies de ganados, i de los individuos de cada especie, no sé haya región alguna que exceda a esta, i sé que ella excede a las mas común i próvida madre de todas las especies  doctrinales que crió la bondad de Dios para mostrar sus cariños con el hombre, en la solicitud de sus comodidades, a todas las produce”.

“Conocer tan increíble la copia de estos ganados en este Reino, aun fuera mayor  si la desestimación no influyera en el descuido, i porque algunos con errado dictámen entendiendo con superficial cuidado, a los animales que nos mantienen con sus carnes o visten son sus lanas o sirven para el tiro, o la carga, o lo colocan el esmero en la cría i educación de los caballos, i es cierto que la noble calidad de las de este reino disculpa la demasiada afición que les tienen los naturales.

Son admirables en la celeridad de la carrera, en el aguante al trabajo, en el brío de acometer  los riezgos, en el garbo del movimiento, en la prontitud de coger i deponer el coraje, en la docilidad de la obediencia i en la hermosura de la forma.  
Para la cría de éstos elijen dueños de haciendas, las yeguas de mejores de la raza, de mayor corpulencia i mayor talle, con un caballo de padre de calidades sobresalientes i experimentadas.

Los potros que nacen se amansan, en edad de tres años; i desde luego los acostumbran a los trabajos mas duros de la hacienda, que son aquí ordinariamente cuidar las vacadas, en que los toros i novillos de mas indómita ferocidad dan harto ejercicio al valor i paciencia de los caballos, porque para todos los usos de esta calidad, se valen aquí vulgarmente del instrumento que llaman lazo, que es correa gruesa i retorcida de cuero de toro que atada por una  extremidad  la cincha o pescuezo del caballo, sirve en el otro estremo para enlazar i sujetar los animales mas indómitos.

Este ejercicio no solo sirve para amansar los caballos sino para conocerlos; aquí se vé el garboso, el suelto, el que se precipita a  mucha carrera a  la amenaza de la espuela o amago de la vara, i que hace mas regulares los jiros a la obediencia de la rienda, i cualquiera otra calidad estimable, o al contrario; i después de conocida su índole se aplica a aquellos destinos; para que es mas proporcionado.

Los de naturaleza mas mansa i noble, se reservan para la silla de dueño de la hacienda i ántes de llegar a eso los entretienen en otra mas pulida enseñanza, a los no tan buenos se dejan en el mismo ejercicio de cuidar las vacadas o se les educa otro alguno a su plebeya cualidad.

Los mejores lo son en tanto grado, que llegan a venderse en 400 pesos i algunos en 1,000, que es mucho precio en pais en que abunda tanto esta especie de brutos i aun se han conducido a la Europa para regalarlos a los Príncipes, haciéndoles caminar por tierra centenares de leguas, i muchas mas por mar; a tan alto aprecio sube el justo aprecio de su excelencia.

Pero el sufrimiento al trabajo i robustez de estos animales, llega a tocar en lo increíble, i no se puede escribir sin el recelo de no hallar fé en los lectores.

Hai caballos que con el peso de un jinete robusto i de una silla no liviana caminan en doce horas cincuenta leguas”.

Desde estos remotos tiempos el caballo chileno se cuidaba, seleccionaba y adiestraba, tanto en la rienda como en lo vaquero, por lo cual su morfología, rusticidad, memoria e instinto resero se hizo tan fuerte y marcado luego de más de 30 generaciones hasta la actualidad.

En Chile nunca existieron manadas de caballos salvajes.

Del entretenimiento de carreras de caballos i apuestas en ellas.

“En todas las jentes i naciones se van los hombres naturalmente tras de sus divertimentos, porque bien advertidos de la mísera condición de su trabajosa vida i del pesado yugo de afanes, la heredada infelicidad de los primeros autores del linaje humano, procuran aliviar su dura servidumbre con divertir sus cuidados i aliviar sus afanes; por cierto no mal como que se tomen con moderación; los entretenimientos entre todos los de este Reino, es el mas célebre el de las apuestas en carreras de a caballos, en que arriesgan personas de ámbos sexos i de todos estos, parte grande o pequeña de su caudal, según su animosidad o su posible; los que viven en el campo aunque sean sujetos principales, no tienen rubor de aparecer públicamente en esta apuestas, i aun sus mujeres cojen partido i ponen en apuestas sus mismas manillas ahogadores i arracadas; en las ciudades i pueblos hai el mismo afecto a estas cosas, interesándose así mismo personas principales, aunque las de muchas calidad  con algún recado, i haciendo sus apuestas por mano ajen.

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Hai particular que llega a poner en riezgo 800 i 4,000 pesos, pero el cúmulo de todo lo que se arriezga de cada parte, suele llegar a muchos millares, porque hai en esto mui empeñada emulación, de unos pagos i partidas con otros; i aun las ciudades están divididas en bandos i parcialidades con tanta lealtad de los compañeros, que el mudarse de una a otra lo tienen por mal caso i mui reprensible; i aun el dejar de apostar grueso aun cuando llevan tragada la pérdida, solo porque es empeño de los confederados, i qerrán que hagan compañía en el riezgo.

En el vicio de la carrera que se supone ha de ser una estendida llanura, fabrica la jente sus barracas de ramas cuanto basta para morada subitánea de cuatro o cinco días que allí asisten, no faltan como en los ejércitos vivenderos que negocian en cosas de comer i beber.

Luego que se asientan éstos como reales se pasa a hacer las apuestas i conciertos, a que asiste muchas veces algún juez o teniente para darles firmeza con su autoridad, i evitar los tumultos a que era espuesta la confusa muchedumbre, dando media el interés i se hace poco lugar la razón i equidad; el espacio de la corrida es mui vario, de pocas o de muchas cuadras i aun de leguas que a veces llegan atrás; la cuales corren estos valientes brutos con tanta pujanza al fin como al principio, dando indicios no oscuros e que también aspira al vencimiento, como que tuviera lugar en ellos el apetito de la gloria; hai caballos que cuando el contrario se les adelanta, hacen una corta interrupción i le relinchan como manifestando el deseo de acercársele, lo que suelen conseguir echando todo el resto de su velocidad.

Mas en lo que pertenece a su mucho aguante, diré lo que yo mismo he visto, en la misión del viejo Tucapel, .en que yo existí algunos años, están juntos indios i españoles i tiene entre si mucha competencia en estas apuestas.

La carrera ordinaria es la que se hace desde Tagl Tagl hasta el nacimiento de un arrollo llamado Guillinco, espacio como de dos leguas largas i su plan es en esta conformidad;  desde el río Tagl Tagl hasta una meseta que se ofrece, hai dos cuadras de recuesto mui penoso, de ahí adelante se ofrecen otras dos cuadras de llanura mui igual i como anivelada; desde allí hasta dar vista a la casa de nuestra misión, hai otro repecho no tan empinado como el primero, de cinco o seis cuadras; desde dar vista a nuestra casa hasta emparejar con ella hai una baja como de tres cuadras, desde ahí se corre largamente por vereda igual, solo interrumpida de algunos pequeños túmulos.

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Acabada esta arrea se comienza a subir casi insensiblemente, luego se empina mas de recuesto  hasta que se acaba en un agrio reventón como de tres cuadras.

Todo esto aguantan de correr pujantes muchos excelentes caballos; i si alguno dudase dar pleno ascenso a nuestra relación, conjeturando que lo mas de esto que llamamos carrera será galope, por parecerle poco semejante a la verdad que la veloz carrera de un bruto dura por tanto espacio i por caminos tan desiguales, les decimos que no crean demasiado a sus conjeturas, i que se  persuada que hai muchas cosas existentes que parece están fuera de la esfera de lo posible nuestra esperiencia ocular, es que saliéndoles a los caballos principales otros mas lerdos que estaban de parada, si los acompañaban una cuadra o poco mas; de ahí adelante comenzaban a quedarse atrás, lo que parece manifiesta que era carrera abierta la de los caballos principales.

Fue famoso un caballo tordillo de los españoles llamado el Manco, no porque lo fuese, sino porque le habrían labrado a fuego la manos. Ese ganó infinitas carreras i dio mucha plata a sus amos i los compañeros de ellos con un tesón increíble.

Era de tan poca velocidad que en ella se le adelantaban los mas de los caballos; algunos dejaban atrás cuatro o cinco cuadras; mas él nunca descaecía i siempre iba acercando mas i mas al contrario, hasta que en cierto término que ordinariamente era en derecera de nuestra casa, lo esperaba a pasos tan del todo que quitaba la esperanza de darle alcance.

El cacique Millahusigue i los indios tenían excelentes caballos, i buscaban otros de mucha fama por la velocidad i tesón; pero con vana diligencia porque nunca conseguía sino salir perdido cuando corrían el Manco.

Así mismo han sido famosos en esta calidad el Siete Colores en la Laja, el Rabicano de Godoi en Chillán, i éste corrió bien hasta 24 años, el Ballo de Leal, en Arauco, el cantor i el Madriña en el Maule, i otros infinitos que fuera largo el contar”.

Fotos del Hospital y lugar donde se desarrolló esta historia relatada por el padre Olivares.

Aquí el padre Olivares relata una afición que se mantiene hasta la actualidad y con bastante auge en los pueblos de norte a sur del país y suburbios de Santiago, pero ahora solo se corren entre 200 a 150 metros de distancia, no carreras largas. Pero las apuestas siguen exactamente igual.

El lugar descrito por el padre Olivares donde se desarrollaban las carreras es en Cañete, donde los nombres de los lugares se mantienen.

Lamentablemente  ninguna Placa ni Monolito recuerda este episodio en la zona descrita, y curiosamente en ese mismo lugar en Cañete estuvo ubicada la “cancha de carrera” oficial del pueblo, lugar donde hoy se construyó el moderno Hospital llamado Hospital Intercultural Kallvu Llanka de Cañete que está diseñado de la forma de una aldea mapuche.

Los Caballos en la España de Finales del Siglo XIX

© 2018 Luis Miguel Urrechu

BOLETÍN DE VETERINARIA.

CATEDRÁTICOS DEL COLEGIO, Don Nicolás Casas y don Guillermo Sampedro (1.846)

«Los caballos de España, que en otro tiempo fueron los más apreciados en toda la Europa por su extremada gallardía, por su ligereza, gracia y firmeza en sus movimientos han llegado a un estado de decadencia tal, que apenas se ven algunos vestigios que demuestran lo que fueron las razas antiguas de quien descienden; tal es el estado de abandono a que ha llegado la cría caballar. Y a pesar de que el gobierno parece hacer algunos esfuerzos para mejorarla, creemos que nada conseguirá según los primeros pasos con que inaugura la perfección de este ramo de riqueza. A pesar de todo, podemos colocarlos en la escala después de los berberiscos.

En sus formas exteriores se observa que tienen el cuello largo y grueso y con muchas crines; la cabeza bastante abultada y carnosa, y es en lo que más se distingue la degeneración de las razas antiguas, donde por la pintura y escultura vemos que las cabezas eran pequeñas y descarnadas; las orejas largas pero bien situadas; los ojos fogosos; el continente era noble y fiero; las espaldas llenas; el pecho ancho; los lomos un poco bajos; los costillares redondos y el vientre abultado por lo general; la grupa redonda y por lo común ancha; las piernas hermosas y con el pelo liso y lustroso; el tendón de la caña bastante aparente; la cuartilla generalmente larga, como los caballos berberiscos; los cascos lisos, lustrosos y bastante flexibles.

Los caballos que se conservan en España de buena raza -en este siglo XIX- son anchos y bien formados, aunque de poca alzada; sus movimientos libres y con mucha desenvoltura y orgullosos y se miran a su sombra envaneciéndose de su belleza. El pelo más común es el castaño y el negro, aunque los hay de todos colores, y en esta parte, es tal la preocupación de los aficionados que cada uno da la preferencia a tal o tal pelo creyéndolos de mejores cualidades que los demás; pero puedo asegurar que hay caballos de mucho mérito con cualquier color que tenga el pelo. La diferencia en el color de la piel de un caballo no parece que tenga ninguna relación con su buena o mala índole ni con la propensión a adquirir malos resabios, porque en todos los pelos los vemos nobles y con malas intenciones, lo que puede servir de desengaño a los preocupados.

Los caballos criados en la Andalucía alta (Siglo XIX) pasan por los mejores de todos, aunque generalmente tienen la cabeza demasiado larga; pero puede disimularse este defecto a favor de sus buenas cualidades, tales como el valor, docilidad, gracia y firmeza en sus movimientos, por lo que se prefieren a todos los demás caballos del mundo para la guerra y para lucir en los circos y en los picaderos.

Las Andalucías son las provincias que han producido mejores caballos en España, por su clima y por sus buenos y nutritivos alimentos, siendo además el país donde hay más inteligencia para la cría caballar y donde se hace con más esmero; pero debemos advertir que no todos los caballos andaluces reúnen las mismas cualidades ni son igualmente útiles para todos los servicios.

Todos los inteligentes convienen en que los caballos criados en el reino de Jaén son los mejores para remontar el ejército; pero puede asegurarse (aunque con sentimiento) que la cría caballar ha dado fin en este reino y sólo se conservan algunos restos.

Los caballos cordobeses son finos e irritables, y es donde todavía se conservan con alguna abundancia, efecto de sus muchas dehesas, pastos y hermoso clima, por lo que se los prefiere a los demás para el uso del picadero y para el recreo de las personas que tienen gusto en educarlos y servirse de ellos en los paseos públicos de las capitales.

Los de Sevilla (Siglo XIX) son de gallarda estampa, particularmente los que se crían en Jerez de la Frontera; pero en lo general, estos caballos son algo flojos y sus cascos desparramados y estoposos, por lo que se deshierran con facilidad; siendo (a pesar de su mayor alzada) menos preferibles para los militares que los anteriores.

Los caballos criados en el reino de Granada son por lo común de poca alzada, pero fuertes y sufridos en el trabajo, advirtiendo que los que se crían en la vega son de poco mérito y escaso valor.

También se encuentran en Extremadura (Siglo XIX) algunos caballos buenos procedentes de las antiguas castas reformadas por los cuidados de algunos señores aficionados a mejorarlas; pero los caballos extremeños, aunque fuertes y sufridos, escasean mucho en el día, y lo mismo sucede en las provincia de la Mancha, donde sólo se van algunos restos y donde se ha destruido la cría caballar por destinar las mejores yeguas al uso de garañón. Somos sin embargo de la opinión que pueden criarse buenos caballos en otras provincias de España, como veremos por los resultados que vayan dando algunas yeguadas establecidas de poco tiempo a esta parte».

Fuente: https://cosasdecaballos.com/caballos-en-la-espana-del-siglo-xix/

El caballo de Vogelherd, la Escultura de un Equino más antigua del mundo

El caballo de Vogelherd | foto Museum der Universität Tübingen MUT en Wikimedia Commons

El 23 de mayo del año 1931 el historiador Hermann Mohn encontró unas piedras fragmentadas por el fuego cerca de una necrópolis neolítica en el valle de Lone, cerca de la ciudad de Niederstotzingen (Baden-Wurtemberg, al sur de Alemania). El 4 de julio de ese año volvió al lugar junto con Gustav Riek, descubriendo una abertura en la roca que conducía a una cueva en la que había rastros de ocupación paleolítica.

Riek realizó las primeras excavaciones en el interior de la Cueva de Volgelherd durante las que se encontraron varios artefactos de distintos periodos. Los más antiguos correspondían al período interglaciar Riss-Würm (hace unos 140.000 años), y los más recientes al neolítico.

La primera excavación oficial de la cueva fue realizada en 1978 por el arqueólogo Eberhard Wagner, y posteriormente numerosos especialistas realizaron exámenes del yacimiento y de los materiales recogidos por Riek y su equipo en la década de 1930. A partir de 2005 se hizo cargo del yacimiento la Universidad de Tubinga, cuyos análisis depararon interesante y abundantes sorpresas.

La cueva de Vogelherd vista desde el interior | foto Thilo Parg en Wikimedia Commons

Por ejemplo, se cribaron y limpiaron los sedimentos extraídos por Riek que se habían acumulado frente a la entrada de la cueva. Resultaron contener 297 kilogramos de fósiles, 128 kilogramos de marfil de mamut, 44.000 objetos de piedra y 68.000 lascas. Además de varias figurillas e incluso huesos humanos que tienen una antigüedad de unos 5.000 años.

En esos mismos sedimentos entre los años 2006 y 2007 se encontraron pequeñas esculturas que representan un mamut y un torso de león de las cavernas, tres fragmentos de flautas de hueso y marfil, y unas 350 cuentas del período Auriñaciense.

El caballo de Vogelherd expuesto en el museo | foto Thilo Parg en Wikimedia Commons

Algunos de los objetos líticos encontrados, que datan del Paleolítico Medio, indican que la cueva pudo haber sido ocupada inicialmente por neandertales tardíos.

Hasta la actualidad en la cueva se han encontrado 11 estatuillas (diez de ellas de marfil de mamut), unos 350 objetos de adorno, tres flautas y un grabado de un oso de las cavernas. La mayoría de las figurillas pertenecen al período Auriñaciense y se encuentran entre las obras de arte figurativo más antiguas realizadas por la humanidad.

Entre ellas está la figura de un caballo salvaje representado con la cabeza inclinada (al que le faltan las patas, cortadas a la altura de los muslos). Se le denomina el Caballo de Vogelherd y se ha datado en unos 32.000 años de antigüedad, por lo que se considera la escultura de un caballo más antigua conocida.

Otra vista del caballo de Vogelherd | foto Wuselig en Wikimedia Commons

La pequeña pieza tiene 4,8 centímetros de largo por 2,5 centímetros de alto y 0,7 de ancho. Tiene un cuello relativamente largo, con una cabeza que Gisela Freund ha definido como muy finamente tallada, una de las más bellas cabezas de caballo del Paleolítico. Al igual que algunas otras de las figurillas encontradas en la misma cueva, tiene incisiones apenas visibles en forma de X desde la cabeza hasta la cola.

La pieza está rota a lo largo del eje longitudinal, por lo que solo es visible en medio relieve. Los expertos creen que esta ruptura fue intencionada por su autor en el momento de tallarla. Por el aspecto grácil que tiene la figura también creen que el escultor quiso representar un Equus caballus germanicus o caballo selvático (una subespecie de caballo prehistórico) en lugar del caballo de Przewalski (más común en el arte paleolítico).

Una de las estatuillas de mamut encontradas en la cueva | foto Museopedia en Wikimedia Commons

Otra de las esculturas encontradas en la Cueva de Vogelherd representa a un mamut lanudo adulto (Mammuthus primigenius). Está realizada en marfil de mamut y mide aproximadamente 50 milímetros de largo por 34 de alto y 22,1 de ancho. Se encontró con las patas traseras y el tronco rotos y, al igual que la del caballo, debieron estar destinadas a servir de pendiente. Esta figurilla se dató entre hace 30.000 y 35.000 años.

Durante las excavaciones realizadas entre 2005 y 2012 se encontró otra estatuilla de una mamut que mide 3,7 centímetros de largo y pesa unos 7,5 gramos. Los expertos creen que se trata de la obra en miniatura más antigua de la humanidad que se conserva íntegramente en su estado original. Se diferencia de las otras encontradas en la cueva en que tiene relativamente pocos motivos ornamentales, ya que solo sus extremidades inferiores y superiores llevan finas marcas en cruz. En su cabeza se aprecian seis pequeñas incisiones.

Cuando fueron descubiertas las primeras estatuillas en 1931 se las consideró las obras de arte figurativo más antiguas del mundo. Más recientemente se las ha calificado como las más antiguas de Europa. No obstante, modernos descubrimientos, como el realizado en la Cueva de Denísova, desafían esa calificación.

Figurilla de Vogelherd que representa a un león de las cavernas | foto Wuselig en Wikimedia Commons


Fuentes

UNESCO | Floss, HaraldLe plus ancien art mobilier : les statuettes aurignaciennes en ivoire du Jura souabe (sud-ouest de l’Allemagne) (2019) Explodierende Vielfalt. doi.org/10.4000/palethnologie.885 | Archäopark Vogelherd | Wikipedia

Arturo Montory Gajardo

 

  • Criador de Caballos de Raza Chilena, criaderos Quelihue y Paicaví.
  • Jinete de rodeo de 1962 a 1992.
  • Jurado de Rodeo y Sello de Raza.
  • Socio Club de Rodeo de Cañete, Comalle, Pitrufquén, Quinta Normal.
  • Director Revista “Corraleros” -Director Revista “Tierra de Caballos”

Autor Libros:

  • “Caballos Chilenos, Genealogía de una Raza”. Año 1997
  •  “Caballos Chilenos, 500 años de Historia”, 9 Tomos. Año 2000-2010
  •  “Grandes Caballos del Sur de América”, 4 Tomos. Año 2012
  •  “Historia del Rodeo Chileno”, 2 Tomos. Año 2015
  • “Histona de la Federación Deportiva del Rodeo Chileno”. Año 2019
  • “Reproductores de Pura Raza Chilena”, 2 Tomos. Año 2016-2017
  • Editor “Caballos Chilenos para el Mundo”. Año 2019 a la fecha