El 23 de mayo del año 1931 el historiador Hermann Mohn encontró unas piedras fragmentadas por el fuego cerca de una necrópolis neolítica en el valle de Lone, cerca de la ciudad de Niederstotzingen (Baden-Wurtemberg, al sur de Alemania). El 4 de julio de ese año volvió al lugar junto con Gustav Riek, descubriendo una abertura en la roca que conducía a una cueva en la que había rastros de ocupación paleolítica.
Riek realizó las primeras excavaciones en el interior de la Cueva de Volgelherd durante las que se encontraron varios artefactos de distintos periodos. Los más antiguos correspondían al período interglaciar Riss-Würm (hace unos 140.000 años), y los más recientes al neolítico.
La primera excavación oficial de la cueva fue realizada en 1978 por el arqueólogo Eberhard Wagner, y posteriormente numerosos especialistas realizaron exámenes del yacimiento y de los materiales recogidos por Riek y su equipo en la década de 1930. A partir de 2005 se hizo cargo del yacimiento la Universidad de Tubinga, cuyos análisis depararon interesante y abundantes sorpresas.
Por ejemplo, se cribaron y limpiaron los sedimentos extraídos por Riek que se habían acumulado frente a la entrada de la cueva. Resultaron contener 297 kilogramos de fósiles, 128 kilogramos de marfil de mamut, 44.000 objetos de piedra y 68.000 lascas. Además de varias figurillas e incluso huesos humanos que tienen una antigüedad de unos 5.000 años.
En esos mismos sedimentos entre los años 2006 y 2007 se encontraron pequeñas esculturas que representan un mamut y un torso de león de las cavernas, tres fragmentos de flautas de hueso y marfil, y unas 350 cuentas del período Auriñaciense.
Algunos de los objetos líticos encontrados, que datan del Paleolítico Medio, indican que la cueva pudo haber sido ocupada inicialmente por neandertales tardíos.
Hasta la actualidad en la cueva se han encontrado 11 estatuillas (diez de ellas de marfil de mamut), unos 350 objetos de adorno, tres flautas y un grabado de un oso de las cavernas. La mayoría de las figurillas pertenecen al período Auriñaciense y se encuentran entre las obras de arte figurativo más antiguas realizadas por la humanidad.
Entre ellas está la figura de un caballo salvaje representado con la cabeza inclinada (al que le faltan las patas, cortadas a la altura de los muslos). Se le denomina el Caballo de Vogelherd y se ha datado en unos 32.000 años de antigüedad, por lo que se considera la escultura de un caballo más antigua conocida.
La pequeña pieza tiene 4,8 centímetros de largo por 2,5 centímetros de alto y 0,7 de ancho. Tiene un cuello relativamente largo, con una cabeza que Gisela Freund ha definido como muy finamente tallada, una de las más bellas cabezas de caballo del Paleolítico. Al igual que algunas otras de las figurillas encontradas en la misma cueva, tiene incisiones apenas visibles en forma de X desde la cabeza hasta la cola.
La pieza está rota a lo largo del eje longitudinal, por lo que solo es visible en medio relieve. Los expertos creen que esta ruptura fue intencionada por su autor en el momento de tallarla. Por el aspecto grácil que tiene la figura también creen que el escultor quiso representar un Equus caballus germanicus o caballo selvático (una subespecie de caballo prehistórico) en lugar del caballo de Przewalski (más común en el arte paleolítico).
Otra de las esculturas encontradas en la Cueva de Vogelherd representa a un mamut lanudo adulto (Mammuthus primigenius). Está realizada en marfil de mamut y mide aproximadamente 50 milímetros de largo por 34 de alto y 22,1 de ancho. Se encontró con las patas traseras y el tronco rotos y, al igual que la del caballo, debieron estar destinadas a servir de pendiente. Esta figurilla se dató entre hace 30.000 y 35.000 años.
Durante las excavaciones realizadas entre 2005 y 2012 se encontró otra estatuilla de una mamut que mide 3,7 centímetros de largo y pesa unos 7,5 gramos. Los expertos creen que se trata de la obra en miniatura más antigua de la humanidad que se conserva íntegramente en su estado original. Se diferencia de las otras encontradas en la cueva en que tiene relativamente pocos motivos ornamentales, ya que solo sus extremidades inferiores y superiores llevan finas marcas en cruz. En su cabeza se aprecian seis pequeñas incisiones.
Cuando fueron descubiertas las primeras estatuillas en 1931 se las consideró las obras de arte figurativo más antiguas del mundo. Más recientemente se las ha calificado como las más antiguas de Europa. No obstante, modernos descubrimientos, como el realizado en la Cueva de Denísova, desafían esa calificación.
Fuentes
UNESCO | Floss, Harald, Le plus ancien art mobilier : les statuettes aurignaciennes en ivoire du Jura souabe (sud-ouest de l’Allemagne) (2019) Explodierende Vielfalt. doi.org/10.4000/palethnologie.885 | Archäopark Vogelherd | Wikipedia