Por Arturo Montory
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En la Revista de la Asociación de Criadores de Caballares del año 1964, el criador, jinete, jurado, estudioso del caballo chileno y de las tradiciones huasas Hernán Anguita Gajardo, publicó el legendario artículo «El Sello de nuestro caballo ‘acampao’ lo anticipó pincel de Velázquez». Estudio que fue la base del futuro premio Sello de Raza de su creación, que aún perdura y es un galardón muy apreciado.
En el recientemente (2021) aprobado «Reglamento Oficial sobre la Escuela Ecuestre Huasa», aparece este artículo mencionado dentro de la literatura sobre nuestro caballo y tradiciones. Reglamento que por sí solo tiene el valor de un auténtico documento eterno, que recoge 400 años de tradiciones.
En nuestro mundo de la Comisión de Patrimonio Cultural de la FDN, siempre nos estamos intercambiando información y esta vez Alberto Cardemil H. envió estas fotos de cuadros del pintor español Diego Velázquez llamados, «Cacería de jabalíes» escena de mediados del siglo XVII, con Felipe IV, como centro de acción.
El artículo antes mencionado está referido a estas mismas características de los caballares que allí aparecen y que paso a detallar.
El caballo del centro tiene el perfil «acarnerado». Esto es convexo, hocico fino, la nariz y su boca siguen la línea del perfil, carretillas fuertes, pero no tan destacadas, moño crespo que le llega a la mitad de su cara, orejas pequeñas y vivas, cuello fuerte y plano que nace de la base del pecho, recto en su parte inferior y algo curvo la línea superior, muy bien unido a la paleta en forma imperceptible, de gran centro, costilludo, abarrilado, grupa algo ciada y la cola insertada baja y muy crespa, sentado en las patas, levantado de manos con algo de cerneja en los nudos, cuartilla normal, no larga en exceso, cascos pequeños.
Deben haber sido caballos de alguna alzada, pero no se ven patudos por el gran desarrollo de su centro, armonía y proporción general.
Muy buena posición de la cabeza de los ejemplares y colocada arriba, igual a los demás del cuadro y todos «reunidos» y levantados de manos de forma natural, caballos altamente bien «arreglados» o adiestrados, lo que correspondía a las caballerizas del Rey.
Los jinetes muy bien sentados en la montura «a la jineta», siguiendo la línea vertical de hombro, cadera y talón, monta clásica; la rienda tomada con la mano izquierda y en la derecha la lanza. Las riendas tomadas bajas, cerca del jinete y con los codos pegados al cuerpo.
Esta usanza de la posición de las manos era la máxima elegancia para «correr en vacas» antiguamente, muy visible en jinetes como José Manuel Aguirre B., «Coteco», y Ricardo de la Fuente R., «Cacaro».
Arreglador y jinete Tomás «don Chuma» Celis en el Batro Nuevo, tiene los estribos hacia adelante porque en esa época al sacarse fotos los jinetes tomaban esa posición para mostrar mejor su caballo, era usual, pero su monta natural era la correcta, como la arriba mencionada.
Aquí el potro está detenido, en el cuadro están en acción.
Preciosa escena con muchos caballos en acción y todos con las mismas características raciales y posición.